Cuando los bebés o los niños presentan algún tipo de trastorno alimentario inmediatamente hay que investigar las causas para después determinar la modalidad del tratamiento, indicó la licenciada Ana María Navarro, terapeuta en estimulación temprana.
"Tratamos el caso de un bebé de ocho meses que cuando comenzó a alimentarse aceptaba determinados alimentos. Era un bebé selectivo que sólo comía puré de papa y de zapallo y no había poder humano que lo hiciera ni siquiera probar otra cosa", comentó.
Por lo general, los niños que adoptan tal comportamiento empezaron a recibir alimentos mucho después de los seis meses de vida, la edad indicada para iniciarlos en la comida. En muchos casos, por comodidad, temor o desconocimiento las mamás empiezan darles de comer a sus hijos a los nueve meses. "A esta edad le cuesta más al lactante aceptar la comida", explicó.
Según la experta, muchos de los niños selectivos comenzaron a recibir alimento sólido muy tarde. "Aquí es necesario investigar los vínculos afectivos con los padres y las formas de tratarlos cuando los alimentan. No hay que obligarlos a comer, se les debe permitir que toquen la comida y que vayan probando de a poco. Hay que insistir todos los días sin presionar", aconsejó la terapeuta.
Navarro citó otro caso de un niño de ocho años que tomaba leche y solamente comía papas fritas. Rechazaba la carne, las verduras, las legumbres, las frutas y casi todos los alimentos. Por supuesto que estaba mal nutrido. Este niño está siendo tratado por un equipo de médicos nutricionistas y un gastroenterólogo, un psicólogo, un fonoaudiólogo y un estimulador temprano.
Hay casos leves de anorexia y otros severos que requieren varios años de tratamiento. Si este tipo de trastorno se presenta en un bebé muy pequeño, se emplea la sonda nasogástrica para brindarle los nutrientes que necesita.
"Cuando los chicos rechazan la alimentación sin tener problemas orgánicos ni gastrointestinales y oralmente están bien es necesario indagar en los vínculos, en la relación con los padres y a qué edad comenzaron a darle alimentos sólidos. Pero además, puede haber fallas en la integración sensorial, un problema más complejo: desde la gestación sentimos olores, gustos y un cúmulo de sensaciones que se van integrando unas con otras y se transforman en percepciones integradas. Cuando existen problemas de integración sensorial, al niño le molestan las texturas y los sabores del alimento, no los soportan. La anorexia selectiva es un trastorno grave", subrayó la terapeuta.
Otro aspecto a tener en cuenta es que a los seis meses, cuando al niño se le empieza a dar papillas, es común que rechacen lo salado. "Hay que habituarlos a comer, aunque sea una cucharita por día -insiste Navarro-. No importa que coma poquito, la madre debe tomarse el trabajo de prepararle la papilla todos los días y variarle los sabores y colores, pero sin obligarlo a comer".